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¿Que es un sociópata?

Foto de Kimveer Gill el asesino de Montreal.

Foto de Kimveer Gill el asesino de Montreal.

La sociopatía, también conocida como trastorno de personalidad antisocial (TPA), es una patología de índole psíquico que deriva en que las personas que la padecen pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales. Si bien, generalmente, puede ser detectada a partir de los 18 años de edad, se estima que los síntomas y características vienen desarrollándose desde la adolescencia.

Los sociópatas son personas que padecen un mal de índole psiquiátrico, un grave cuadro de personalidad antisocial que les hace rehuir a las normas preestablecidas; no saben o no pueden adaptarse a ellas. Por esto que, a pesar de que saben que están haciendo un mal, actúan por impulso para alcanzar lo que desean, cometiendo en muchos casos delitos graves. Es común que se confunda a la sociopatía con otras patologías de la misma clase, como podrían ser la conducta criminal, la antisocial o la psicopatía. Pero son trastornos, aunque relacionados, de diferentes características, con otros tratamientos y consecuencias.

Causas

Se estima que este trastorno es causado por una variedad de factores. Muchos son de índole genético, heredados de algún miembro de la familia que ya los padeció. Pero también el entorno de la persona, especialmente el de los familiares directos, tiene mucha importancia en su posterior desarrollo. Los investigadores también consideran que existen factores biológicos que pueden contribuir en su progreso. La manifestación de procesos químicos anormales en el sistema nervioso y posibles daños en las partes del cerebro que atañen a la toma de decisiones pueden llegar a despertar un comportamiento impulsivo y agresivo. El abuso de estupefacientes también puede ser una de las causas de TPA.

Síntomas

Si bien la sociopatía es más común entre los hombres que en las mujeres, no existen barreras de ninguna clase para padecerlo. Pero para ser diagnosticado, la persona debe tener al menos 18 años de edad aunque, por lo menos, desde los 15 años ya puede presentar algunos síntomas para que el trastorno sea dictaminado con precisión.

Entre las características más comunes del TPA se encuentran la ausencia de empatía, de miedo y remordimiento, también una visión de la autoestima distorsionada, una constante búsqueda de nuevas sensaciones (que pueden llegar a extremos insólitos), la deshumanización de la víctima o la falta de temor a las consecuencias. El egocentrismo, la falta de responsabilidad, la extroversión, el exceso de hedonismo, altos niveles de impulsividad, o la motivación por experimentar sensaciones de control y poder también son muy comunes. Este tipo de psicosis no se relaciona con ataques de pánico o con esquizofrenia.

Tratamiento

Las personas con trastorno de personalidad antisocial no logran admitir que están frente a un problema que debe ser tratado. Es por ello que es fundamental que exista un estímulo externo que les permita aceptar dicha condición. Puede venir desde la propia familia como también desde la justicia, que le ordene un tratamiento en vistas de los problemas que le puede acarrear.

Este trastorno puede agravarse, en algunos casos, especialmente cuando la persona a tratar tiene como hábito el consumo de drogas. Muchos tipos de terapia pueden colaborar a sobrellevar de mejor modo la enfermedad. La terapia grupal puede ser clave para hacer entender a la persona que puede interactuar con los demás sin necesidad de violencia o desprecio. La terapia de comportamiento cognitivo y la terapia de modificación pueden contribuir a alterar los patrones problemáticos de pensamiento que el tratado posee y a estimular los comportamientos positivos en sociedad.

Dentro de la órbita psiquiátrica, los medicamentos se usan para combatir síntomas específicos, como la agresividad y la irritabilidad. Los fármacos conocidos como “antipsicóticos” han demostrado tener éxito en el tratamiento del trastorno. Si bien se presupone que el TPA es una enfermedad crónica, algunos síntomas -especialmente el comportamiento criminal- pueden ir disminuyendo con lentitud con el paso del tiempo y un tratamiento adecuado.

Consecuencias

De no ser tratado a tiempo, el trastorno de personalidad antisocial puede acarrear graves consecuencias no sólo para la persona que lo padece sino también para las personas que puedan verse afectadas por estos comportamientos. El TPA no solo puede generar aislamiento o desprecio hacia las demás personas y normas, sino que puede alcanzar ribetes mucho más drásticos. El sociópata, al igual que el psicópata, es imputable y plenamente consciente de sus actos. Pero sus impulsos y la necesidad de satisfacer sus deseos hacen que no le importen los metodos que tenga que emplear para lograrlo.

Hay recordar que el TPA, una vez desarrollado con cierta intensidad, conlleva agresiones de todo tipo que pueden dirigirse hacia personas (o animales) pero también hacia bienes materiales, derivando en robos, destrucción de la propiedad o violaciones graves a las reglas de convivencia en sociedad. Por esto mismo es que se transforma en un hecho de suma importancia el buscar un tratamiento adecuado para el trastorno. No solamente para colaborar con la persona que lo sufre, sino también para salvaguardar a quienes se puedan ver afectados.

Por Carlos Cabezas López

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¿Que es un Psicópata?

¿Que es un Psicópata?

¿Que es un Psicópata?

Generalmente se suele hablar erróneamente sobre la psicopatía, incluso hasta el punto de considerar a cualquier criminal un psicópata. Lo cierto es que, quienes padecen dicho trastorno psíquico, son personas que tienen una marcada dificultad para empatizar y un particular egoísmo, que les impide medir las consecuencias de sus actos.
Caracterizados por una impactante frialdad, los psicópatas tienen plena consciencia de sus acciones, debido a esto son perfectamente imputables y su conducta criminal es consciente.

Características

La psicopatía ya no se considera simplemente una enfermedad. Hoy por hoy, al hacer referencia a ella, se suele hablar de “alteración divergente de la personalidad” o de “personalidades psicóticas de tipo borderline”. De todos modos, el significado es el mismo: un trastorno psiquiátrico que define a una persona ególatra, que actúa con frialdad, consciente de lo que hace pero lo suficientemente impulsiva como para satisfacer sus impulsos sin importar qué ni quien se le ponga delante.

Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir culpa. Debido a esto, tienden a objetivar a las demás personas, a tratarlas como si fueran un objeto, un mero fin o instrumento para lograr lo que pretenden. Está claro que un psicópata no tiene necesariamente que ser un asesino despiadado. También pueden hacer cosas tan disímiles como mentir o participar en causas solidarias, pero siempre pensando en el beneficio propio.

Debido a que saben perfectamente lo que hacen son imputables por la justicia. Sus actos criminales los hacen ignorando las leyes, no por desacato a ellas (como podría hacerlo un sociópata) sino por falta de interés en cumplirlas, ya que se interponen a sus objetivos. A efectos penales, hace mucho que se planteó el dilema sobre si una personalidad divergente de este tipo es imputable y se ha llegado al acuerdo de que sí deben serlo. Es que la persona mantiene consciencia de sus actos y puede evitar cometerlos, demostrando en la mayoría de los casos que existe falta de remordimiento y pretenden lograr la justificación de sus actos, ejecutados con frialdad.

Tratamiento

Es importante saber que la psicopatía es incorregible, aunque se pueden utilizar fármacos antipsicóticos para reducir su impulsividad. Pero se estima que las terapias no son recomendables para tratar estos casos y hasta incluso pueden llegar a ser perjudiciales. Debido a la falta de empatía que tienen las personalidades psicopáticas, pueden llegar a emprender una terapia de rehabilitación sólo para reducir sus penas, demostrando que están en condiciones, ya que al no haber empatía, la rehabilitación se basará en el egoísmo del propio sujeto tratado.

Psicopatía vs Sociopatía

Frecuentemente se suelen confundir con facilidad los términos “sociópata” y “psicópata” que, si bien tienen muchísimas similitudes entre sí, no son el mismo trastorno. Según la psicoterapeuta Elizabeth León Mayer, la mayor diferencia que existe entre un sociopatía y un psicópata es que el primero es “un sujeto cuya principal característica es la transgresión, la falta de culpa y la total falta de respecto por la vida y los bienes de los demás. Pero también, se trata de un sujeto que se involucra en una violencia reactiva, cuya historia vital explica gran parte de la rabia que el sujeto tiene como emoción diferenciadora de sus conductas, o ha sido modelado en un ambiente tendiente a lo antisocial en donde la violencia constituye la forma aceptada de resolución de conflictos. No ocurre lo mismo con el psicópata, cuya historia vital no explica gran parte de los actos que comete, y su violencia es del tipo instrumental puesta al servicio de sus intereses, sean estos amedrentar a la víctima, obtener beneficios económicos, sexuales o de cualquier otra índole o simplemente su satisfacción personal”.

Un estudio realizado por Walsh, Swogger y Kosson en 2005 indica que “es factible sugerir que los psicópatas se involucran en una violencia instrumental, premeditada y a sangre fría; mientras que las personas que sufren de un TPA se traban en una violencia defensiva”. Por su parte, el investigador en materia psiquiátrica Beck manifiesta que “es posible distinguir los distintos tipos de criminales por diferencias en su nivel cognitivo”. Sobre todo remarcando que existe una violencia reactiva, defensiva, influida por la desconfianza (TPA) y otra violencia inducida por los sentimientos de superioridad y control, con el deseo de tener derecho a todo, que es la que ejecutan los afectados por la psicopatía.

Investigaciones neurológicas

Muchas investigaciones médicas en la actualidad indican que las personalidades divergentes de tipo psicopática demuestran una menor actividad cerebral en lóbulo prefrontal, casualmente aquel donde se registran los estímulos relacionados con la empatía. Es allí donde se producen los razonamientos morales y, en psicópatas, esa actividad neuronal fue prácticamente nula, según un estudio publicado por el British Journal of Psychiatry Reports.

En ese trabajo se puede observar que los psicópatas muestran menos actividad en áreas del cerebro relacionadas con la evaluación de las emociones vinculadas a las expresiones faciales y son menos receptivos a los rostros que reflejaban temor con respecto a las personas que no padecen psicopatía.

Por Carlos Cabezas López

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